HISTORIAS OSCURAS DE MONJAS


INTRODUCCIÓN 



El evidente placer que sentimos al contemplar simples objetos terroríficos, en los que no está implicado ningún sentimiento moral, ni suscitan en nosotros otra pasión que, precisamente, la penosa impresión de miedo, es una paradoja del corazón. Estas palabras de Anna Laetitia Barbauld definen a la perfección esa poderosa atracción que sentimos por todo aquello que nos perturba, nos inquieta, pero que al mismo tiempo provoca en nosotros un contradictorio placer; la visión o sensación del terror subjetivo es como una experiencia terapéutica para la mente humana.

No sabemos escapar del deseo por el temor sublime, eso nos enfrenta a los monstruos ligados a nuestro subconsciente, donde se hallan los desdibujados límites de la literatura sobrenatural de terror; pues nuestra atracción por lo oscuro, por lo desconocido ha ido evolucionando en el tiempo desde sus primeras expresiones en literatura, y lo que comenzó como unas aparentes narraciones legendarias y fantásticas en la tradición gótica se fue  transformando en algo más profundo, en algo más cercano al verdadero conocimiento del género humano, los miedos se han ido revelando como más primigenios, más sencillos en apariencia pero más decadentes y monstruosos en su significado. El género humano contradictorio en su esencia desciende en ocasiones hacia la oscuridad insondable que rodea todo aquello donde la mente pierde el control, y su mundo onírico, repleto de pesadillas desconcertantes, se adueña de la frágil voluntad a punto de sucumbir al mundo invisible.

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